ARAM AHARONIAN || No es posible comprender la importancia y la trascendencia de la creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), nuevo foro continental que incluye a Cuba y excluye por primera vez a Estados Unidos y Canadá, si se la desliga de la historia de las luchas por la emancipación social -ey política, por la liberación y la unidad de nuestros pueblos.
“…si fuéramos capaces de unirnos,
qué hermoso y qué cercano sería el futuro”
Dr. Ernesto Guevara de la Serna (1962)
Calladitos estamos construyendo un nuevo mundo. Me refiero a nosotros, los latinoamericano-caribeños. Estamos viviendo el nacimiento de un tiempo en el que, poco a poco, comienzan a concretar los anhelos insatisfechos de nuestras gestas emancipadoras de hace más de dos siglos, padecidos en la división, la postración, el sometimiento, la dependencia. Son viejos sueños que hoy parecen ir convirtiéndose en esperanza.
Hablar de una Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe significa comenzar a asumir la soberanía regional, dejando de lado el “proteccionismo” de Estados Unidos y Canadá, conscientes que las viejas recetas que nos impusieron desde hace 500 años (no solo 200, como quieren recordar los desmemoriados) solamente significaron dolor y penas para las grandes mayorías: exclusión social, pobreza, mientras los países centrales se quedaban con nuestros recursos naturales.
Mucho está cambiando, aun cuando los grandes y cartelizados medios de comunicación y desinformación tratan de invisibilizarlo, ocultarlo, obviarlo. La economía de los países latinoamericanos permaneció en una cruel paradoja: producimos riqueza hacia afuera y hacia arriba, mientras reproducimos pobreza hacia adentro y hacia abajo. Como diría Eduardo Galeano, nuestra derrota ha estado siempre implícita en la victoria ajena. Los gobiernos que intentan cambiar ese plan de vuelo son boicoteados y, generalmente, derrocados y aniquilados.
Estamos poniendo aquí la piedra fundamental de la unidad, la independencia y el desarrollo, dijo el presidente venezolano Hugo Chávez al inaugurar la cumbre caraqueña. Y el conservador mandatario mexicano Felipe Calderón aseveró: “ésta es la hora y ésta es la década de América Latina”, por lo cual “debemos apresurar el paso hacia la integración”.
En la clausura de las sesiones, Chávez recordó el final de la novela 100 años de Soledad y destacó que a diferencia del personaje de Gabriel García Márquez “nosotros (la Celac) tenemos, después de 200 años, una segunda oportunidad”, dos siglos después de la primera independencia de los países miembros, “en la unión sustantiva, real y verdadera: económica, política y social”.
Fiel a su estilo, recordó a Simón Bolívar y exclamó: “Debemos construir la reina de la naciones y la madre de las Repúblicas (…) Debemos llenarlo del impulso creador de los pueblos”. En cuanto al camino a seguir, apeló a la carta de Jamaica, escrita por Bolívar en 1815, y refirió: Seguramente la unión es la que nos falta para completar la obra de nuestra regeneración.
Chávez reflexionó acerca de la necesidad de conocer profundamente las capacidades de cada país para desarrollarlas juntas. “Si no conocemos nuestras propias potencialidades cómo seremos capaces de evaluar y desarrollar la capacidad que tenemos juntos como región”. Conocernos, reconocernos, para poder así, integrarnos
En este sentido recordó el gasoducto binacional Venezuela-Colombia y aseguró que está en planes llevarlo hasta Panamá. “En Venezuela hay 200 trillones de pies cúbicos de reservas probadas de gas (…), ese gas debe ser compartido para toda la región, así como el gas de Bolivia y el petróleo de México”, aseguró.
Hay quienes dicen que esta posibilidad de avanzar con la Celac se debe a que Estados Unidos mira para otro lado, olvidando los intereses que mantenía sometido a su patio trasero. Pero Washington ha hecho –y sigue haciendo- todo lo posible por hacer prevalecer sus intereses. Para muestra basta el golpe en Honduras. También es una forma de ver las cosas desde la perspectiva del coloniaje cultural y de una falta de confianza total en las fuerzas propias.
Lo cierto es que desde hace poco más de una década este camino hacia la integración que emprendieron muchos de nuestros pueblos, parte de empoderamiento de los sectores nacionales y populares, tras la debacle que dejara en la región la aplicación de tres décadas (o más) de recetas neoliberales, impuestas a la sombra del Consenso de Washington. Eso se llama empoderamiento de los sectores populares, los movimientos sociales, que hicieron posible la llegada de gobiernos progresistas; eso se llama madurez política.
Si bien la idea de la unidad nuestroamericana inicia su trayectoria como respuesta original al problema del colonialismo español en los albores del siglo XIX, es a partir de 1880 y a lo largo del fenecido siglo 20 que la idea de integración va ganando espacio en el pensamiento crítico latinoamericano y desde allí en el iomaginario colectivo de la región, en base a cuatro patas: latinoamericanismo, descolonización, humanismo, antiimperialismo.
Si de tiempo se trata, bien dice el presidente de Ecuador, Rafael Correa: “Estamos viviendo no en una época de cambio, sino en un cambio de época” Cambio de época en el mapa político de América Latina y el Caribe con sus cuantos gobiernos de izquierda democrática, antiimperialista de gran capacidad de acción y movilización y en permanente protagonismo con el pueblo.
Y la Celac en un contexto mundial muy delicado, marcado por la crisis estructural del capitalismo y la decadencia imperial manifiesta en sus guerras de rapiña, que demuestran una permanente pérdida de hegemonía que hasta supo mantener por la razón de la fuerza y el control de su sistema económico depredador. Hoy, el fracaso de este último lleva al imperio a imponerse sólo por la razón de la fuerza bélica como única vía de salvación y reproducción del sistema capitalista mismo.
Los modelos
Las lecciones que nos llegan de Europa y de EE.UU. no es un buen espejo para nadie. EEUU, la única hiperpotencia militar, anda con pulmotor puesta con el índice de desempleo al 8,6 por ciento, mientras la Europa comunitaria discute ya sólo la medida en que cada país se reservará alguna cuota de soberanía ante la decisión alemana de convertirse en el gendarme fiscal de sus 27 socios. China desacelera el crecimiento sin enfriarse mientras avanza en una sorda disputa naval en el Pacífico y el Mar de la China. Rusia hace lo propio con su marina en el Báltico. En ambas regiones está en juego no sólo el acceso a mercados, sino el control de riquezas naturales submarinas a explotarse en el futuro, desde petróleo y gas hasta yacimientos de oro.
Los latinoamericanos sabemos –por mala praxis propia- que las políticas neoliberales traen como consecuencia mayor exclusión y pobreza. Hoy nuestra región el único espacio en el mundo que ha resistido a la crisis económica mundial del capitalismo, que ha logrado el mayor activismo global anticapitalista y antiimperialista, con los “indignados” de más de 75 países, entre ellos Chile y Colombia, que aún siguen el libreto neoliberal e imperial.
Escribe el economista francés Remy Herrera: La gravedad extrema de la crisis que golpea actualmente a Europa, especialmente a la zona euro, ante la elusión de las deudas llamadas “soberanas” de Grecia e Italia, entre otras, lleva a plantearnos la pregunta: ¿no tienen acaso los pueblos europeos lecciones que obtener de las experiencias vividas por ciertos países del Sur, provenientes de las estrategias anticrisis que han sido allí adoptadas?
Y es que, hasta ahora, son las recetas del Norte, supuestamente de validez universal, las que fueron administradas habitualmente en las economías del Sur – aun cuando les haya convenido sólo muy raramente –. Pero esos tiempos ya cambiaron, señala.
Las soluciones neoliberales de austeridad generalizada y de desmantelamiento de los servicios públicos hoy propuestas (o más bien impuestas) para intentar salvar al capitalismo en crisis y reactivar el crecimiento, son absurdas; constituyen el medio más seguro para agravar aún más esta crisis y para precipitar con mayor rapidez al sistema hacia el precipicio.
Puntapié inicial
En Caracas se reunieron, en el comienzo mismo de diciembre, representantes de 33 de países, que albergan a 550 millones de habitantes, para constituir esta nueva entidad regional, en un claro avance respecto a la OEA (Organización de Estados Americanos) fundada en 1948 -a instancias del gobierno estadounidense- por 21 países y de la cual no forma parte Cuba.
La CELAC trae otra novedad aún mayor que la presencia cubana y se trata de dos ausencias: Canadá y Estados Unidos. Estamos lejos, todavía de los sueños de Simón Bolívar, enterrados en el Congreso Anfictiónico de Panamá (1826), donde quedó claro que –por ahora y por un largo tiempo- no seríamos uno.
Pero esta cumbre –que muchos quisieron que pasara por debajo de la mesa- también deja en claro que tampoco somos parte de lo que sostenía el presidente norteamericano James Monroe en 1823- cuando definió “América para los americanos”…del norte.
El establecimiento de un esquema de integración política, social, cultural y económica implica la fijación de mecanismos soberanos de autodeterminación en el uso de materias primas y recursos naturales (el mayor reservorio de agua), que incidiría directamente en la reversión del ejercicio de control y dominio que EEUU ejerce aún en nuestros territorios.
La presidenta brasileña Dilma Roussef ejemplificó que “en Brasil tenemos empleo cuando en Europa crece el desempleo: no vamos a permitir que se exporten empleos a otros países”, tras señalar que Brasil ya no recibe instrucciones sobre política económica de organismos internacionales.
La Celac entró en escena con comunicados sobre defensa de la democracia y orden institucional, las islas Malvinas, el rechazo al bloqueo estadounidense a Cuba, la inclusión en países de la región, la seguridad alimentaria, la especulación financiera, los derechos de los migrantes, el desarrollo sostenible, la solidaridad con Haití y la condición mediterránea de Paraguay.
También expidió comunicados de la postura de Bolivia y Perú sobre la coca originaria y ancestral, la emergencia que vive Centroamérica por las crisis económicas mundiales, sobre el respaldo a la estrategia de seguridad en Centroamérica, la eliminación de las armas nucleares y la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico.
El bloque debutó con la decisión de respaldar la candidatura del vicepresidente de Colombia, Angelino Garzón, al cargo de secretario ejecutivo de la Organización Internacional del Trabajo.El comunicado especial de la cumbre sobre el tema reafirma el compromiso de latinoamericanos y caribeños en la lucha contra los narcóticos, con un enfoque integral y equilibrado, basado en el principio de responsabilidad compartida.
La Celac queda en manos de una “troika”, así denominó Chávez al trío encargado de darle actividad al bloque hasta el próximo plenario que tendrá lugar en Chile. “Con el comandante Chávez y con el comandante y presidente Raúl Castro formamos una troika. ‘Viva la diferencia’ como dirían los franceses. Pensamos distinto, en una de esas podemos acercar posiciones”, dijo Piñera. En la Celac conviven países bloqueados por EEUU como Cuba, con otros que avanzan en Tratados de Libre Comercio como Chile, Perú, Colombia y México.
Objetivo militar
Muchos alertan desde ya que la CELAC, es y será un objetivo militar de los Estados Unidos, considerando que Obama (en visperas de su intento de reelección), no querrá ser apuntado como el Presidente que dejó perder su patio trasero .
No todos bailan al mismo ritmo, es cierto. Cinco de los 33 países – Panamá, México, Chile, Colombia y Costa Rica- tienen gobiernos que siguen atados umbilicalmente a Washington. Por eso, será también un foro para el debate de ideas, para la exposición de consensos y de discrepancias. Durante cinco siglos nos dividieron para dominarnos. Es hora de buscar el destino común.
Hay que comenzar por definir qué se quiere con la Celac. El presidente ecuatoriano Rafael Correa tiró en la mesa sus barajas debe ser un foro para resolución de conflictos regionales que reemplace a la OEA, porque ya sabemos que no lo van a resolver ni el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y mucho menos otras instancias.
Los países de la CELAC hoy en día sumados, representan 6.3 billones de dólares en su Producto Interno Bruto (PIB), lo que la convertiría en la tercera potencia mundial económica, la principal reserva petrolera (aproximadamente 338 mil millones de barriles de petróleo), la tercera productora de energía eléctrica y la principal economía productora de alimentos, siendo las cuatro principales economías a lo interno de la CELAC las de Brasil, México, Argentina y Venezuela.
Recordaba la mandataria argentina que de los 33 países de la Celac, doce integran la Aladi y lo cierto es que nuestros países tienen un comercio intrarregional de apenas el 16 por ciento mientras que el 84 por ciento de exportaciones/importaciones se realiza fuera de nuestros países
Si esta comunidad de naciones, reconociendo sus diferencias, comienza a caminar hacia su identidad regional propia, es mucho lo que habremos avanzado hacia la unidad. Si logramos hacerlo seremos dueños de nuestro propio destino y –en medio de esta fenomenal crisis mundial- podremos mostrar la fuerza de la esperanza que nos empuja hacia esta nueva realidad.
Si, a partir de estas circunstancias, nos hacemos dueños de nuestras tierras, de los bienes naturales comunes que ella contiene, del agua tan vital como escasa, de la cultura construida durante miles de años. Si aprendemos a pararnos sobre nuestras propias piernas y mirarnos con nuestros ojos, si a todo esto lo hacemos propio y aprendemos a defenderlo y compartirlo, se habrá dado un gran paso hacia las perspectivas de contribuir a la humanización de la humanidad.
Comenzamos a vernos con nuestros propios ojos y no, como lo hiciéramos durante cinco siglos y pico, con ojos de extranjeros. Vernos con nuestros propios ojos significa recuperar nuestra memoria y buscar cómo satisfacer las necesidades de nuestros compatriotas antes que las exigencias de los organismos internacionales. Pueblo que no sabe de dónde viene no puede saber a dónde va y, entonces, el destino siempre se lo imponían desde afuera.
Es un largo camino éste, el de entender que integración no significa solo intercambio comercial o negociación de aranceles. Y quizá el puntapié inicial se dio en Mar del Plata en 2005, cuando los latinoamericanos le dijimos NO al ALCA. Claro, que antes los movimientos sociales lograron llevar al gobierno (y algunos incluso al poder) a gobernantes comprometidos con sus pueblos y no con los bancos acreedores ni las recetas –tantas veces causantes de hemorragias- de los organismos internacionales.
Es un largo camino que comienza asumiendo un cambio histórico: pasamos de la etapa de la resistencia a la etapa de la construcción. Ya tenemos posgrados en denunciología y lamentos, ahora tenemos que crear, inventar, buscar los caminos para nuevas teorías, programas, planes, y nuevos caminos que redunden en sociedades más justas, más equitativas. Hace más de 500 años que pagamos los platos rotos del desastre capitalista.
Pero para eso debemos primero lograr la liberación. Y hablo de la liberación de los mil 400 centrímetros cúbicos de nuestros cerebro, conscientes en que tantos paradigmas que nos impusieron como verdades absolutas no son más que disparates para mantenernos divididos, sometidos. Comencemos por formatear nuestro propio disco duro.
Como dijo Raúl Castro: Es la pugna entre mezquinos intereses oligárquicos, con apoyo del capital transnacional y los derechos legítimos de los pueblos. Sería un grave error desconocer que América Latina y el Caribe han cambiado, que no se nos puede tratar como en el pasado. Nos ha costado trabajo enfrentar el lastre del colonialismo y el neocolonialismo y debe esperarse una firme determinación regional de defender la independencia duramente alcanzada. La Carta Bicentenaria que hoy adoptamos debe asumirse como expresión de esa realidad.
Los países integrantes del CELAC somos los principales productores de alimentos de todas las regiones planetarias. En medio de vastas hambrunas en diversas zonas esta responsabilidad no puede ser olvidada. El conjunto de estos países constituyen la tercera economía del mundo (detrás de Estados Unidos y China) y la principal reserva mundial de petróleo.
Si avanzamos en esta dirección hacia la unidad también debemos saber que tendremos que estar alertas porque el actual poder imperial que impone su voluntad sobre la tierra seguramente no verá con alegría como ha perdido su “patrio trasero”. No es casual que esta perspectiva aparezca en medio de la actual crisis por la que atraviesan EEUU y Europa, posiblemente sin ella esta posibilidad no se hubiera dado. Su relativa debilidad es parte de nuestra fuerza para seguir adelante.
“Ojalá Estados Unidos cambie. Nosotros queremos que en ese gran territorio y país florezca la democracia, el respeto, la independencia, la paz y la soberanía de la autodeterminación de los pueblos, es lo que queremos y pedimos”, dijo Chávez.
¿Y la OEA?
Los órganos de la Celac serán la Cumbre de Jefes de Estado, la reunión de Cancilleres, la Presidencia pro tempore, la reunión de coordinadores nacionales, las reuniones especializadas y la tríada integrada por el Estado que ostenta la Presidencia, el precedente y el sucesor. La reunión de Jefes de Estado será la instancia suprema de la Comunidad y deben reunirse ordinariamente en el país que ostente la Presidencia.
El tema subyacente es la supervivencia de la OEA. Hay muchos que creen que ya no existe razón alguna para que siga existiendo este instrumento colonial, pues los contactos con EEUU bien se pueden realizar en la ONU, quizá otra entelequia que habrá que sustituir o transformar desde los países en desarrollo. La OEA no sólo expulsó a Cuba por hacer una revolución popular que se defendió de las agresiones del Imperio, sino que cohabitó con las peores dictaduras impuestas por Estados Unidos en la América Latina y el Caribe.
El canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño, afirmó que la Celac reemplazará a la OEA, idea compartida por el presidente anfitrión, Hugo Chávez. “Ese es el destino de la Celac, llegar a sustituir a la OEA (…), los temas de la región deben tratarse en la región”, dijo Chávez. Para Patiño surge una oportunidad de mejorar el diálogo regional y abordar temas como la presencia colonial de Estados Unidos en Guantánamo, tema que no se puede tratar en la OEA. Por ahora, la Celac sigue vaciando de contenido concreto a la OEA.
La canciller mexicana, Patricia Espinosa, cree que la OEA, asentada en Washington, y la Celac “son esfuerzos de cooperación y diálogo complementarios”. Para el canciller uruguayo Luis Almagro, la OEA y la Celac “son dos cosas absolutamente diferentes”. Indicó que la OEA “incluye a una potencia mundial con una instancia de diálogo diferente”.
Desde la cúpula de la OEA, el secretario general Jose Miguel Insulza y su gabinete, agobiados por una crisis financiera y estructural del organismo, tratan de mirar a la Celac como un foro de fortalecimiento de la integración, y coordinación de la región. Es consciente que la OEA se entierra sola a causa de temas financieros y a causa del desgaste que la influencia de un solo Estado ha deshecho su credibilidad, entendiendo que la organización es una foto del momento que viven sus países miembros: no es lo mismo la OEA de los 70, que los 80, incluso los 90.
El problema mayor será deshacerse de la burocracia de la OEA, empeñada en calentar sillas en Washington y no hacer trabajos de campo, y en desentrañar una serie de organismos paralelos carentes hoy de toda credibilidad, pero plenos de empleados.
La biblia y el calefón
Cristina Kirchner se solidarizó con la lucha contra el narcotráfico y reclamó que la región se ocupe en generar mecanismos para indagar sobre el lavado de dinero y los países consumidores porque “parece que América latina se queda con los muertos y las armas, y con la droga y con el dinero se quedan otros”. Abogó por la coordinación de los organismos regionales y consideró que la integración se va agrandando en anillos: primero el Mercosur, luego la Unasur y ahora la Celac.
El secretario general de la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi), Carlos “Chacho” Alvarez, consideró que “los latinoamericanos estamos empezando a construir nuestra propia historia. Es el principio del fin de una historia de América latina que empezó con la Doctrina Monroe, aquella de ‘América para los americanos’. Ahora es ‘Latinoamérica para los latinoamericanos’. Éramos el trasero de un mundo dominado por un poder hegemónico, hoy hay un mundo multipolar. América latina empieza a ser un sujeto de esa historia, deja de ser un objeto dominado. América latina es parte de la reconfiguración de un nuevo orden mundial y económico”.
Raúl Castro, el presidente cubano, señaló que “no tenemos un ideario homogéneo ni coincidencias ideológicas totales, pero sí la decisión de trabajar en respeto y cooperación”, y advirtió que “hay 180 millones de pobres y 72 millones en extrema pobreza en América latina, es una tragedia que debemos combatir”.
La CEPAL estima que este año la tasa de pobreza latinoamericana caerá a 30,4 % de la población, mientras que la de indigencia subiría levemente a 12,8 %. En 2010 se contabilizaron 177 millones de personas pobres, de los cuales 70 millones eran indigentes.
“Uno de cada diez habitantes del mundo vive en la región de la Celac, crecimos a un promedio del 5,6 por ciento el año pasado y este año al 5 por ciento. La Celac es fundamental, muchos piensan que solos se puede andar más rápido pero juntos podemos llegar más lejos y seguros. Hoy, la unidad es el camino”, sintetizó Piñera, el empresario chileno que llegó a la Presidencia y quien las vueltas de la historia lo colocaron junto a Chávez y Castro en el vertiginoso proceso de diseño de este nuevo organismo.
El colombiano Juan Manuel Santos se hizo cargo del pedido de las FARC y ELN para que la Celac intercediera en el proceso de paz. “La paz es una cuestión de Colombia, tengo la mejor predisposición a sentarme si advierto que ellos están dispuestos a conversar seriamente. Agradezco a la Celac”, dijo. Mientras Santos advertía que “ahora no es como antes que todas las inversiones venían de EEUU”, Chávez instó a formar un Fondo de Reservas “con aporte de todos los países de la región. ¿O no confiamos en nosotros? ¿Confiamos más en la banca de Basilea?”.
Pepe Mujica resaltó que ningún capital vale más defensivamente que andar juntos por encima de las diferencias, y destacó que la palabra autodeterminación ha desaparecido del lenguaje de las cancillerías del mundo rico y el drama de esta época es ser o no ser. “Nuestras patrias, que son hijas de la historia, necesitan un alero que las proteja para seguir siendo en todos los aspectos. Pero ese alero sólo lo puede brindar el poder disuasivo de andar juntos, de lo contrario seremos una hoja al viento”, expresó.
Evo Morales denunció el capitalismo, como causante de la miseria y destructor de la madre tierra, Rafael Correa denunció a las empresas y negocios periodísticos que confunden la libertad con sus dividendos y no respetan los resultados electorales. No será un camino de rosas, todos se dejarán la vida en la construcción de la Patria Grande. Será un arduo trabajo –Mujica dixit-, en el que se pondrán trampas e inconvenientes y que exigirá implicar activamente a la inteligencia y a los pueblos.
Terminó la etapa de la resistencia, comenzó la época de construir, que es tan difícil como esperanzadora.
Documentos fundamentales emanados de la primera Cumbre
Declaración de Caracas
Procedimientos para el funcionamiento orgánico de la CELAC
Plan de Acción de Caracas Comunicado contra el bloqueo a Cuba
Declaración especial en defensa de la democracia
Declaración sobre Malvinas
Contra la Especulación Financiera y la Excesiva Volatilidad de Precios de los Alimentos
Sobre Seguridad Alimentaria y Nutricional
Otros documentos:
- Comunicado sobre los DD HH de los migrantes
- Comunicado especial contra la especulación financiera:
- Comunicado sobre los DD HH de los migrantes:
- Desarrollo sostenible del Caricom Para descargar
- Comunicado de solidaridad con Haití
- Comunicado especial Paraguay sin litoral marítimo
- Comunicado especial sobre coca
- Comunicado Yasuni ITT
- Comunicado sobre la situación de emergencia en Centroamérica
- Comunicado año internacional de la Quinia
- Comunicado estrategia de seguridad centroamericana
- Comunicado especial sobre armas nucleares
- Comunicado especial vigésimo aniversario de la Abacc
- Comunicado de la lucha contra el terrorismo
- Comunicado especial sobre drogas